TESTIMONIOS

"Este proyecto parecía demasiado grande pero al compartirlo con los voluntarios de España se ilusionaron y empezaron a moverse. Al día siguiente ya teníamos el lugar donde podrán estar los niños. Para mí fue como si Dios me dijera: “Iza no me pongas frenos”. Para Él no hay nada imposible. Son niños normales como los de Polonia y Europa a los que se les robó la esperanza y una parte de su niñez. La guerra se lo ha robado y no es justo. Me da ilusión poder apoyar para que estén bien, que puedan dormir bien y ser niños normales que juegan y se ríen, que puedan estar sin miedo de alarmas y bombardeos".

Izabela Fink, servidora del Evangelio de la Misericordia de Dios en Sopot (Polonia)

Vinculada en la ayuda a Ucrania

"Doy gracias a Radio María por ayudar y apoyar este proyecto. Estoy muy agradecido de cómo, desde ahí, pudo nacer la idea de llevar a estos niños a España. Es muy duro verlos sufrir y que no pueden pasar una niñez normal, que estén siempre despiertos por los bombardeos y no puedan dormir bien por las alarmas. Tampoco pueden estudiar ni estar tranquilos en el colegio. Para los niños el poder salir del país y ver cosas tan preciosas como el mar, donde nunca han estado, será una forma de curar sus corazones”.

Henryk Staszewski

Presidente de la Fundación “Help from Poland”. Voluntario de Polonia, responsable del grupo de niños que viajarán a España.

"La situación con los niños después de dos años de guerra es difícil. Aunque suene extraño, una persona se acostumbra a todo. Incluso deja de tener miedo. Esto también ocurre con nuestros niños. Están acostumbrados a que, cuando suena la alarma, tienen que ir al refugio. Por supuesto, necesitan ser niños de nuevo. Es necesario alejarlos de este entorno para que puedan descansar y divertirse. Me gustaría mucho que vieran una vida diferente, que vivieran en buenas condiciones durante un tiempo, que vieran el mar, piscinas, visitaran atracciones, etc. Gracias por su comprensión".

Lilya Oleksandrivna Polukovska

Directora del orfanato de Dowbyez

Natural de Dowbysz. Cuando empezó la guerra las trasladaron del lugar en el que se encontraban y volvió a su pueblo. Allí está el orfanato por lo que, desde ese momento, se dedica en cuerpo y alma a estos niños.

¡Alabado sea Jesucristo! Muchas gracias por la oportunidad de compartir con ustedes algo que es difícil y a la vez fuerte. En pocas palabras, así es como vivo la guerra. El tiempo de guerra es muy difícil para todos nosotros, nos enfrentamos al peligro, a la incertidumbre sobre el futuro. Los primeros días de la guerra estuvieron llenos de miedo y desesperanza. Ansiedad constante, aviones sobrevolando la iglesia y la casa. Cuando empezó la guerra, yo estaba en Zhytomyr, y las primeras bombas apuntaron a nuestra ciudad de Zhytomyr. Al anochecer, tenía aún más miedo, pero el rosario y el Señor me ayudaron a superarlo todo. Era por la noche cuando los aviones volaban más y se lanzaban los misiles. El refugio bajo la iglesia se convirtió durante un tiempo en un hogar al que venía gente e incluso se quedaban muchas noches. Un año después, me fui a trabajar a Dowbysz, mi pueblo natal. Allí aprendí de nuevo a servir a la gente y a los niños.

¿Cómo están viviendo la guerra nuestros hijos? De forma dolorosa, porque sus padres y hermanos han ido al frente, y a algunos de ellos ya se los ha llevado el Señor. La ansiedad constante, el ir al refugio y la espera les quitan fuerzas para aprender, ya que comparten repetidamente que tienen miedo a los ruidos fuertes, a los aviones, a los cohetes que sobrevuelan nuestros pueblos. Las vacaciones son una gran oportunidad para que nuestros hijos escuchen y den testimonio de una vida tranquila y pacífica, sin ansiedad ni tensión. La oración de los niños a Dios es una gran ayuda para todos nosotros. Rezaron para ir a algún lugar, para ver algo, algunos de ellos y quizás todos no han visto el mar todavía, ya que la guerra no les permite ir a ningún lugar ni visitar Ucrania. Lo están deseando y se alegran de que el Señor dé personas que puedan ayudar y dar amor en estos momentos tan difíciles para nosotros. Me gustaría que los niños descansaran, cogieran fuerzas y se enriquecieran con lo que ven.

Nosotros, como educadores, les ayudaremos y organizaremos tiempo para que descansen. Sólo con el Señor está nuestra fuerza y nuestra victoria. Os invitamos a visitarnos y os prometo el apoyo en la oración y el recuerdo de los niños.

Hermana Victoria

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